Con el sugerente título de «Making Spaces for the Creative Economy» he recibido un libro impulsado por Alfonso Vegara durante su presidencia de ISOCARP. Una obra muy oportuna en momentos en los que nuestros territorios ceden a las presiones urbanísticas, alejándose de la planificación e hipotecando en el largo plazo sus potencialidades de futuro.

¿Necesita la economía de espacios para ser creativa? ¿Fomenta un espacio dado la innovación, la creatividad productiva?

Mi impresión es que sí. En la era de la globalización y de la sociedad del conocimiento las economías de los diferentes países están obligadas a ser competitivas mundialmente introduciendo innovaciones y fomentando la propia creatividad en todas las vertientes. La empresa es una suma de intangibles, sus recursos humanos están obligados a una tensión importante que favorezca la introducción de conocimiento e innovaciones competitivas.

La generación de ideas, de innovaciones, de la excelencia en la gestión que debe administrar empresarialmente el conocimiento, necesitan de espacios creativos. Hay ya sobradas evidencias. Reflexionando me vienen a la memoria algunas de estas:

  • Uno de los paradigmas ya histórico de estos espacios creativos es el Silicon Valley. Este espacio ha anticipado las olas tecnológicas al resto del mundo, Internet, Software, PCs, Circuitos Integrados, etc.
  • Una pieza importante de estos espacios creativos la constituyen en general los parques científicos (ver artículo sobre Parques Científicos) existentes en todo el mundo y que propagan con efectividad aquellos sectores basados en el conocimiento y la innovación. Todavía hoy recuerdo la impresión que me produjo mi visita al Oxford Science Park y al Cambridge Science Park, ligados a universidades llenas de tradición e historia como Oxford y Cambridge (el segundo al Trinity College de la Universidad de Cambridge), pero resueltas afrontar el futuro a través de este tipo de espacios por los que apostaban sin reservas.
  • Las grandes empresas también se encaminan decididamente hacia los espacios creativos de excelencia. El caso más notable es la reciente Ciudad Financiera del Grupo Santander, una anticipada apuesta de una empresa con cara vocación de liderazgo mundial en un sector tan competitivo como el de las finanzas.

Para terminar, me viene a la memoria la reciente noticia de que el Reino Unido planea atraer científicos extranjeros especializados a su país para favorecer, entre otras áreas de investigación, la nanotecnología (Ver noticia). Supongamos que un país atraiga a científicos pagándoles salarios más altos. ¿Son necesarios espacios del tipo que aludimos para maximizar su rendimiento y facilitar su atracción?El libro «Making Spaces for the Creative Economy» desvela las claves de algunos casos distribuidos por el mundo que son buenos ejemplos de espacios que favorecen la economía creativa. He aquí la sugerente lista: Durban, Dublín, Manhattan, Londres, Filadelfia, Guadalajara (México), Barcelona, Singapur, Dubai, Japón, Curitiba, Helsinki, Bilbao (Ría y Guggenheim). El dilema parecería bastante claro. O nos anticipamos con espacios que favorezcan la economía creativa o la carencia de estos nos llevará a una situación de desventaja internacional. Y esto se verá cada vez más claro conforme abunden internacionalmente más espacios de excelencia para la economía creativa y las empresas se relocalicen en función de los espacios y ciudades que presenten mayores ventajas comparativas. Estamos hablando de sectores que protagonizan la sociedad del conocimiento, claro.Temas citados, libros, enlaces:

  • Con el título «Building a Sustainable Future» la Fundación Metrópoli recoge información sobre el Proyecto Cities: una investigación centrada actualmente en 20 ciudades innovadoras de los cinco continentes. El objetivo es identificar las ventajas competitivas de cada una de ellas y las principales innovaciones urbanas.
  • Territorios Inteligentes (libro)