Sobre el arte de motivar, la selección española, la motivación en la educación…
Hace un mes escribía en el diario Información un artículo con el título: Empresa: motivación y liderazgo, a raíz de un imaginativo trabajo de mis alumnos de la asignatura de Economía de la Globalización (ver Globalización). En el citado artículo mencionaba las técnicas del coaching, importadas desde el mundo del deporte.
Hoy sábado, todo innundado por el mundial de fútbol, me han venido a la mente Luis Aragonés y la selección española de fútbol. Tras el rotundo 4-0 del España- Ucrania, nadie podría negar la alta motivación que mostraron los jugadores de la selección española en el campo. Y es que la cosa tiene mérito tras una historia de la selección española plagada de fracasos.
Contra todas las previsiones, el equipo jugó sorpendentemente con una fuerza capaz de batir al más temible adversario. Quizás la selección española hubiera vencido ese día a cualquier gran equipo que se hubiera puesto por delante… En cada minuto del España- Ucrania, se percibía en los jugadores españoles un derroche de motivación, inspiración y brillantez. El vídeo de YouTube recoge la construcción genial del gol en el que intervino Puyol. ¿Mérito de Luis Aragonés? ¿Resultado del escepticismo que se había generado en torno a la «eterna aspirante» (nuestra selección) y la reacción de los jugadores? En todo caso, algo o alguien obró el milagro.
La motivación en las aulas
Mi escaso dominio del fútbol me lleva a dar un gran salto a las aulas, quizás con la esperanza de que el coaching sea realmente aprovechable no sólo para la empresa sino también para nuestras aulas.
Me vienen a la mente preguntas del tipo: ¿Nos preocupamos de motivar a nuestros estudiantes? ¿Realmente alguna vez hemos planteado seriamente la motivación estudiantil como prioridad o como tema relevante? ¿Debe existir en la Universidad una cultura de la motivación estudiantil? ¿Somos conscientes de los enormes costes de la desmotivación o suficiente falta de motivación estudiantil? ¿Cabría plantearse como meta la incorporación de las técnicas de motivación para hacer un aprendizaje más eficiente?
La consideración de la motivación es creciente en la educación preuniversitaria. En mi generación el arte de motivar de algunos maestros era lo que nos inducía muchas veces a superar problemas de aprendizaje e incluso orientarnos en nuestras vocaciones estudiantiles. En sentido contrario, la desmotivación nos llevaba a desarrollar fobias hacia algunas disciplinas… Pero en realidad la motivación era un tema muy secundario.
Percibo con mis hijos que el arte de motivar en la educación primaria y secundaria ha avanzado notablemente. Algunas disciplinas como las matemáticas empiezan a gustarle a los niños, disfrutan con sus razonamientos lógicos y con los cálculos… Los chavales se lo pasan muy bien en algunas clases, están motivados para aprender. Me inclino a pensar que los recursos aplicados a la educación son socialmente mucho más rentables y efectivos debido a la motivación que se desarrolla en torno a nuevos métodos y a entusiastas profesores dispuestos a aplicarlos.
Me quedo con la idea de que quizás deberíamos reflexionar más acerca de la motivación en nuestra aulas. Motivar a los jugadores de la selección española está muy bien, pero quizás estaría mejor que se emplearan recursos para motivar a profesores y alumnos ¿No creen?.
Coincido en el análisis, yo estudié Ciencias Exactas debido a algunos profesores de Matemáticas en secundaria que fueron buenísimos. Y es cierto lo de las fobias… MIs profesores de humanidades me hicieron desarrollar fobias hacia las letras. Me imagino que a mucha gente le habrá ocurrido al revés.
Incluso hoy hay que hablar de desmotivación, especialmente del profesorado de centros públicos. Es difícil motivar a los alumnos si los profesores están desmotivados.
No seré yo el que ponga en duda el valor de la motivación, que siendo sin duda importante, no la considero, la cuestión esencial. Coincido en el análisis con Gramsci
(lo cual no deja de ser un tanto paradójico, dada cual era su filiación política), que propuso una educación integral basada en las humanidades más que en la técnica, donde el niño aprendiera también sus deberes cívicos frente a sus derechos, en un marco de disciplina, autoridad y trabajo, y en un sistema de igualdad de oportunidades que potenciase los méritos y el esfuerzo personal.
Interesante cuestión. También asumiría el planteamiento de Gramsci, pero no estoy tan seguro sobre si la motivación es o no una cuestión esencial.
Si en realidad asumimos un sistema de igualdad de oportunidades, en las primeras etapas las capacidades de los niños están muy sujetas a la motivación y a la habilidad de captar su atención. Para complicarlo aun más podríamos pensar en cuestiones tan etéreas como la inteligencia emocional o las nuevas líneas didácticas tan heterogéneas plasmadas en experiencias como la de «summerhill» que tanto eco tuvo en los setenta y principios de los ochenta.
La psique humana es lo suficientemente complicada -al menos para nosotros los humanos- para que no cerremos gratuitamente puertas…
En todos los años que llevo trabajando -y ya son algunos- me he percatado el gran impacto que tiene la motivación en la productividad del trabajo.
Especialmente en aquellos equipos a los que se les somente a una muy «intensa presión». Esto es, ambiciosos objetivos y metas que rozan casi lo inalcanzable o utópico en algunos casos.
En la gestión de la Universidad, en la empresa, mi experiencia es que la motivación es decisiva para alcanzar resultados que son difíciles. Me vienen a la mente muchas situaciones y casos vividos en los últimos años.
A mis alumnos de la asignatura «Economía de la Globalización» les hice partícipes de estos temas y muy especialmente de la importancia que para las grandes empresas «globales» y multinacionales tienen las «técnicas de motivación». Incluso les propuese que reflexionaran y buscaran información sobre la motivación no salarial.
Lo que parece bastante asumido en la empresa o incluso en la educación preuniversitaria, cuesta más admitirlo en el ámbito universitario…
Bien, pues imaginemos a las universidades españolas con más de un millón de estudiantes en sus aulas. Y supongamos que hay alguna técnica efectiva que elevara la productividad (medida en términos de rendimiento académico) en un 20%… ¿Sería interesante desde la perspectiva de formación del capital humano de un país como el nuestro? Desde luego muy rentable seguro que sí.
En algún caso, he visto que un estudiante de «Económicas», recién licenciado, saliendo de una Facultad con una carencia absoluta de autoestima, confianza en sí mismo y de notable rechazo a la formación que había recibido. Me cuesta trabajo creer que la inversión pública en esta persona sea productiva para cualquier empresa que lo contrate, al menos para las funciones para las que hipotéticamente se le ha preparado.
Todos hemos visto profesores/ras motivadas que han hecho «milagros» en alumnos aparentemente «torpes». Hoy esas técnicas de motivación están más desarrolladas y pueden ser más efectivas…
Pero para que se apliquen quizás debemos empezar a considerar que la motivación no es un tema secundario…
Coincido con su planteamiento, y agradezco sus reflexiones, pero como puede comprobar, yo no dije que la motivación no fuese esencial. Afirmé: «siendo sin duda importante, no la considero, la cuestión esencial.» Utilicé un artículo determinativo, no un indefinido, lo cual cambia el sentido de la frase. Por tanto, no
negué esta cualidad a la motivación, pero sí su exclusividad
en cuanto a su esencialidad. Por ello me agrada concidir con usted en el sentido general de su comentario. Y si me permite la frivolidad, dada la fecha de hoy, me abstendré de hacer ningún comentario futbolístico, puesto resultaría sin duda ventajista…
Le agradezco que en un tema tan doloroso para este país no eche más leña al fuego.
No obstante, fíjese que la motivación en dosis elevadas puede provocar el efecto contrario al deseado. Según he podido leer en la red, en algunos deportes, como en los casos de «las escaladas», puede llegar a ser hasta peligrosa y se habla textualmente «de combatir el exceso de motivación». En los propios estudiantes, al parecer, los especialistas señalan que la motivación en exceso genera frecuentemente ansiedad.
A la selección francesa bien que se le tendría que haber aplicado la «estrategia rusa» en las guerras napoleónicas…, más que dosis adicionales de motivación a unos jugadores españoles que quizás de esta forma infravaloraron el valor de la experiencia.
Pero mientras que la selección española podría haber estado sometida a ese hipotético «exceso de motivación» tras sus primeros partidos, la universidad española, o la educación en general, creo que por el momento no corre, este tipo de riesgo.
PD. He hecho este frívolo comentario en consideración a su sentido del humor, por que ruego me disculpe por adelantado. Y por supuesto, ruego se abstenga de comentarlo, claro.
Puesto que con anterioridad hice referencia a Gramsci y el valor que otorgaba al esfuerzo, me parece
interesante la siguiente reflexión de Mishima, año y medio antes de quitarse la vida por el ritual
«seppuku». Con un cierto desdén se refiere al esfuerzo (lo cual, no deja de ser curioso, pues a pesar de su ascendencia noble, su vida no fue sino un ejemplo de perseverancia tanto de sus dotes intelectuales, como físicas) y tal vez con otras palabras, a la motivación:< < "el genio es fruto del esfuerzo", dice el proverbio, pero también el talento debe valorarse como una joya pues de otro modo corremos el riesgo de quedarnos sin conocerlo (...). Pero
el mayor tormento no es trabajar. La tortura más dolorosa e innatural
es la que sufre quien, a pesar de tener talento, se ve obligado a no usarlo o a emplearlo en una medida inferior a sus posibilidades. El ser humano posee una naturaleza extraña: se siente vital sólo cuando puede dar el mayor vuelo posible a su capacidad(…)>>.
Sin duda creo que haz dado en el clavo, el motivar es todo un arte impresionante, tal ejemplo es la selección española, un equipo que nunca habia ganado nada y ahora campeona del mundo. Sin duda en cualquier trabajo o cuestion educativa, es necesario motivar a las personas para poder dar ese "extra" y hacer las cosas de forma excelente.