Confieso que algo forzadamente, pero lo cierto es que no he podido resistir pensar en la situación de los «emprendedores», o más bien en el «intento de ser emprendedor» en la universidad española cuando ayer leí en los medios la noticia de que Google había sobrepasado los 500 $ por acción.

Mi simpatía por Google viene por muchas cosas de las que hablo frecuentemente en este y otros blogs. Pero entre ellas el hecho de que Larry Page y Sergey Brin fueran en su días dos graduados de la Universidad de Stanford, acrecentó desde un principio esa simpatía. Todavía puede verse en el servidor de la citada universidad una página con el título: The Anatomy of a Large-Scale Hypertextual Web Search Engine, firmada por estos dos antiguos alumnos.

Tener antiguos alumnos como Larry Page y Sergey Brin tiene muchas ventajas para una universidad. Hace poco, M. Keller, The Librarian de la citada universidad me comentaba la ilusión que le producía ver a ambos ex-alumnos sentados en la mesa de su despacho con una familiaridad difícil de lograr si no existieran los vínculos de los que estamos hablando.

Emprendedores en las universidades españolas

Sí, los 500 $ acción de Google quizás nos deberían llevar a reflexionar… ¿En qué medida nuestros universitarios encuentran las condiciones necesarias para desarrollar proyectos empresariales? ¿Cómo motivamos a nuestros emprendedores?

Afortunadamente este es hoy un tema en la agenda de muchos responsables de nuestras universidades que han percibido claramente la importancia del papel de las universidades y de los universitarios en la creación de las empresas competitivas del futuro, en las que el conocimiento, algún tipo de conocimiento será un ingrediente fundamental.

Algunos de los emprendedores que trabajan moldeando la materia prima del conocimiento deben luchar duramente por competir. Quizás no estamos cuidando debidamente esto. Frecuentemente me llegan correos y noticias de antiguos alumnos que luchan por abrirse paso en el mundo empresarial con proyectos realmente interesantes. Y en muchos casos el principal fallo o debilidad es la propia autoestima, dañada por la dificultades, desplantes e infravaloración de aquellos estamentos universitarios y no universitarios que lejos de ayudar, fomentan el imposibilismo y atrofian cualquier tipo de voluntarismo.

He hecho algunas reflexiones en Google, dos graduados de Stanford y nuestros emprendedores. Ojalá no tengamos que esperar a que Google llegue a los 600$ y hablemos de los casos de éxito de nuestros emprendedores.

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