Siguiendo con los temas de imagen, el artículo de este domingo en el diario Información lo titulo: La imagen de España en el exterior. Viene a ser una continuación del anterior: ¿Invertir en imagen? (al que también hice referencia en este blog: Invertir en imagen y suspender en innovación). La reflexión de hoy está inspirada en un artículo de la Wharthon: «España, un país en busca de una imagen«. Donde, por ejemplo, se viene sostener:

«Todavía queda por construir, o reconstruir, una imagen clara y fuerte de lo español que facilite la presencia global de productos, empresas e instituciones españolas. La imagen existe, sí, pero en muchos casos está distorsionada. “Creo que la imagen está muy por debajo de la realidad económica y sociocultural de la marca España actual”,

Probablemente lo que dejo de decir en mi artículo es lo más importante. Me refiero al despilfarro del gasto que se destina a mejorar la imagen de España en el exterior y que probablemente contribuye a todo lo contrario.

La imagen de sol, playas y ocio está bien. Quizás pueda atraer a algunos turistas de bajo poder adquisitivo a Benidorm o de un poco más de nivel de renta a la Costa del Sol.

Pero la inversión a la largo plazo (la demanda sostenida de compra de viviendas de inversores y residentes extranjeros) tendrá mucho que ver con la solidez de un tipo de imagen muy distinta.