Dentro de poco hará un año desde que presentamos UNIMOOC y tras el análisis de un buen cúmulo de iniciativas, estudios y valoraciones especializadas (muchas de ellas recogidas en nuestro Observatorio MOOC) podríamos reflexionar sobre algunas cuestiones importantes que hemos aprendido sobre los MOOCs.
- Una revolución de entidad global. Tal como sabíamos el fenómeno de los MOOCs parece afianzarse, especialmente en los Estados Unidos conformando un impacto relevante en la enseñanza universitaria. La apertura hacia Asia de las plataformas líderes como Coursera o Udacity, y, en menor medida hacia Europa, nos debe llevar a hablar de “revolución global” en muchos casos presentada como disruptiva. No comprender esta naturaleza global puede entrañar errores de concepto y estrategia.
- Crisis o revisión del concepto de “mercado tradicional” universitario. Está ligado en parte al punto anterior. Se configura un nuevo espacio global donde el concepto de “mercado” tradicional universitario queda «alterado» en muchas vertientes: edades, nacionalidades, idiomas, formación de base, interacciones tipo local-global, virtual-presencial, etc. La participación de organizaciones como Pearson, Udacity.. tiene implicaciones importantes.. El mercado rompe algunos de sus límites institucionales al menos en términos operativos. Quizás nada preocupante a corto plazo, pero sí nos marca una dirección estratégica de interés.
- La identidad de los MOOCs. Necesidad de no confundir los MOOCs con el e-learning tradicional, los contenidos abiertos o la gratuidad… Sin duda obedecen a la madurez de muchos de estos planteamientos. Pero no desarrollaríamos todo su potencial si pensamos que MOOCs son una versión más del e-learning tradicional al que se le antepone una matrícula gratuita y recursos abiertos; los MOOCs se integran en un entorno de tecnologías avanzadas y exigencias relevantes por parte de los usuarios. Y también se inscriben en una dinámica de fuerte innovación que abraza otros avances fraguados en campos ajenos al universitario. Esto último es importante no olvidarlo.
- La apuesta de los MOOC es a largo plazo. Los MOOCs deberían constituir una apuesta a largo plazo en el entorno universitario donde la generación de un know how específico será importante y dependerá de numerosas variables (tipo de enseñanzas, público objetivo, entorno país…). Para el éxito de los MOOCs (dejando a un lado el buzz inicial), se precisa una perspectiva a largo; el oportunismo puede dañar la reputación, otro de los factores relevantes en el tema … Se ha dicho que los MOOCs reflejan la transición social a una economía del conocimiento y ponen de manifiesto la insuficiencia de los modelos universitarios vigentes a las necesidades del alumno. Esta transición es compleja y reclama hibridación (analizada más adelante).
- Se impone la racionalidad y eficiencia en las ofertas. A nivel global, la competencia de Coursera, Edx o Udacity, marcan una exigencias claras de racionalidad y eficiencia en la oferta de los MOOCs en el ámbito internacional que contrastan quizás con alguna tendencia local a la dispersión, segmentación, etc. Al respecto, la integración de cursos en español en Coursera o de universidades hispanas como UAB, UNAM, Tec de Monterrey debería ser considerada como algo más que un simple dato.
- La brecha entre matrícula / certificación. En general, en toda la oferta de los MOOC hay una importante brecha entre matrícula, grado de seguimiento de los cursos, y certificación. De ahí que la experimentalidad y el desarrollo de un know how propio sea absolutamente decisiva en torno a la metodología, los cometidos y objetivos de los cursos.
- Reputación y know how deberían ser bastante indisolubles. El mencionado know how y el desarrollo de un conjunto de herramientas prácticas tiene una gran incidencia. La reputación sin las mismas no parece cristalizar fácilmente; y a la inversa tampoco, ya que buenos desarrollos y prácticas pueden estar en desventaja cuando la reputación es menor.
- La necesidad de acometer una hibridación universidad presencial-MOOCs. Es importante avanzar en la convivencia e integración de los MOOCs con la universidad presencial / clases presenciales como un aspecto absolutamente fundamental y prioritario. En Estados Unidos ya llevan un largo camino recorrido en esta integración, mientras que en Europa vamos algo más lentos en este tipo de iniciativas. La universidad presencial debe asimilar la existencia de los MOOCs a través de innovaciones y cambios relevantes, incluso a través de una reinvención de sus metodologías, ofertas y estrategias de competitividad.
- Necesidad de explotar la analítica MOOC’s que proporciona datos muy relevantes para la innovación de los sistemas de enseñanza más tradicionales en nuestras universidades, así como información concreta para la mejora de la eficiencia de los mismos, sus ofertas, etc.. Experimentación e innovación en torno a la analítica pueden ser potencialmente una pieza fundamental en la estrategia de las universidades y su relación exitosa con este mercado. Big data y analítica son importantes pero sin descuidar las cuestiones más elementales. Antes de llegar a explotar todo el potencial de BI, tendencias, etc. todavía es más importante huir de la precipitación o de la improvisación (a no ser que pidamos a los alumnos o usuarios si quieren participar en algún proceso experimental).
- La metodología de los MOOCs está en su infancia. Progresará exponencialmente en los próximos meses/años. La potencialidad de los desarrollos en marcha marcará hitos innovadores y la generación de una nueva cultura digital universitaria en el ámbito internacional.
- Necesidad de profundizar en todas la variables relevantes de los MOOCs: badges, conectividad, interactividad, gamificación en general: No descartaría profundizar en filosofía edupunk o ser valientes a la hora de plantear innovaciones en la certificación. Como en la “nano molecular”, hay todo un universo en el ámbito de los MOOCs…
- No deberíamos cerrarnos a innovaciones disruptivas externas. Estratégicamente la capacidad de asimilación de innovaciones disruptivas tecnológicas vendrá dada en gran medida por la capacidad de asimilar innovaciones digitales y cambios que se están produciendo fuera de la universidad.
- El valor que tiene una certificación MOOC es proporcionado, en primera instancia, por los que la valoran, por ejemplo, las empresas u organismos encargados de evaluar las aptitudes de un candidato y en un segundo término, por la institución que lo emite. En este sentido, los MOOC’s debe constituir un puente entre la universidad y las empresas. Comprender que hay que innovar en la certificación de los MOOC’s (por parte de los centros que los lanzan) será determinante para su avance no sólo como experimento educativo.
- La tecnología desempeña un papel relevante. Aunque no debería ser determinante, lo cierto es que en estas primeras fases la tecnología debe dar cobertura y respuesta a un conjunto de temas, poniendo foco en el usuario y todos los principios en los que «pivota» el éxito de un MOOC. La lectura que debe hacerse de nuestra experiencia es que la tecnología debe ser sólida, sujeta a usabilidad, de uso intuitivo, fácil y atractivo. La existencia de proyectos tecnológicos de ámbito internacional, como es el de la creación de la comunidad internacional de desarrolladores de Coursebuilder, es una vía más para generar acuerdos, colaboraciones y sinergias entre universidades, centros de estudio y empresas a nivel mundial.
- No obsesionarse a corto plazo con los modelos de negocio de los MOOCs. Una excesiva obsesión por la monetización de los MOOCs a corto plazo y sin ofrecer los productos adecuados y competitivos puede ser extraordinariamente pernicioso para nuestra reputación.
El usuario, el alumno, es el protagonista. Retomemos los «fundamentos 2.0». Debemos desarrollar herramientas atractivas hechas a medida de los MOOCs que nos diferencien del resto de cursos online, desde redes de aprendizaje colaborativos, evaluación, vinculación profesional… Si no se percibe el protagonismo absoluto del alumno no comprenderemos una parte importante del fenómeno de los MOOCs. - El riesgo de los market places de cursos o recursos MOOCs sin generar valor añadido. La mera integración de un mismo curso abierto en diferentes plataformas provoca la segregación y dispersión de sus alumnos potenciales lo que va en menoscabo de lo mencionado en el anterior punto, debilitando nuestros propios sistemas de oferta de MOOCs. Al respecto iniciativas imaginativas impulsadas por alumnos o desarrolladores pueden a corto plazo incrementar la confusión.
Quede claro que estas reflexiones son a título personal.