Me entero a través del blog de Albert Armengol del artículo «Google is killing the economics of content«. No son recientes, ni pocas las críticas de expertos al pago de anuncios por clic (por ejemplo, el programa Adwords de Google), lo que podría de alguna forma vincularse de forma negativa a la efectividad de la propia publicidad contextual. No me he pronunciado antes al respecto, aunque he hablado con cierta frecuencia de la publicidad contextual y, dicho sea de paso, en términos muy favorables (ver también: Google Adwords, Adsense y algunas reflexiones).
Las críticas al pago por clic
Comenta Armengol que el ‘maná’ del pay per clic ( a través de Google adsense y otros) ha hecho florecer los ‘especuladores del contenido’ ( «individuos que aprovechan las practicamente nulas barreras de entrada de poner un site online para vivir a costa de la ingenuidad internetera del personal«). Esta queja ha sido muy frecuente en foros relacionados con Google (por ejemplo en los de Dirson) en los que continuamente se citan casos de webmasters que «construyen» páginas optimizadas para buscadores con contenidos mínimos o irreales y anuncios Adsense. Dado el escaso valor del contenido, los anuncios serían lo más atractivo a los ojos del usuario, y para el webmaster una práctica rentable en el objetivo de generar ingresos publicitarios, lo que, hipotéticamente, fomentaría la baja calidad de contenidos de la red.
De entrada, creo que Google haría bien en restringir la inserción de anuncios Adsense en sitios que tuvieran una calidad mínima y que no desvirtuaran la función informativa y de servicio de la red.
No tengo tan claro si la vía es el coste por acción (cost per action). El coste o pago por clic ya es muy generoso con los anunciantes al proporcionarle por miles de sites «visualizaciones» gratuitas a modo de «anuncio valla» virtual. Un coste por acción llevaría consigo más garantías para el anunciante, pero quizás a costa debilitar los ingresos de la red, y por extensión, debilitar el desarrollo de esta.
La escasa validez de los trucos de los webmasters
Cierto es que este tipo de sitios «especuladores de contenido» existen, pero a mi modo de ver su relevancia en el posicionamiento es muy escasa. Los buscadores priman con bastante eficacia el contenido real de una página, acotando el alcance de los inumerables «trucos» que los webmasters han desarrollado, desarrollan y desarrollarán. No es la primera vez que Google ha retirado de sus resultados de búsqueda sitios bastante conocidos por llevar a cabo prácticas fraudulentas. Y no sé si me equivoco, pero tengo mis dudas de que realmente ese tipo de sitios sean realmente rentables.
En todo caso, no es un problema o debilidad de de la publicidad contextual. Está más relacionado con la necesidad de una depuración de los algoritmos de búsqueda que relegue a este tipo de páginas como absolutamente irrelevantes. Si a ello se uniera una política restrictiva o más selectiva de Adsense, el problema sencillamente dejaría de existir.
En todo caso, me alegran las exigencias de calidad con todo lo relacionado con Internet. Pero todo esto me recuerda un poco el tema del spam vía correo electrónico. A través de los filtros al uso y, en última instancia con mi ratón, no tardo más de dos minutos en eliminarlo y eso que he llegado a recibir más de 200-300 correos al día. Por el contrario el «spam postal» de toda la vida me lleva por la calle de la amargura. Cada día recibo cientos de cartas, costosos folletos, libretos, etc. en papel que tengo que tirar a la papelera, casi sin abrir. Si algo me interesa no sé donde archivarlo y lo que es peor, si trato de encontrarlo cuando han pasado algunos meses a buen seguro estaré más de media hora revolviendo cosas. No obstante, nos rasgamos las vestiduras por perder unos minutos con el insorportable e inadmisible spam.
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