Hay veces que me parece estar muy perdido en el mundo de las publicaciones y revistas científicas. Debería haber una única respuesta a la pregunta sobre la finalidad de la investigación científica, especialmente de aquella que es financiada con fondos públicos. Se me antoja de cualquier investigador que actúe de buena fe desea ante todo la mayor difusión de su trabajo, el aprovechamiento de su utilidad potencial en cualquier ámbito geográfico, país, etc.

Por esta razón me cuesta trabajo creer que Internet no sea aprovechado al máximo en este cometido y asumamos algunas restricciones que resultan ciertamente increíbles. Resulta sorprendente las dificultades y trabas a las que se someten determinadas ediciones científicas en su versión electrónica. Es un mundo que tendrá que cambiar.

Google Scholar y las editoriales científicas

En estos momentos nos debatimos entre el potencial del convincente Google Scholar y los intereses de empresas editoras de las mejores revistas internacionales en un curioso negocio. Digo curioso porque las editoriales «compran» (en realidad sin pagar) artículos científicos en las universidades, los editan en formato papel -ahora ya también en formato electrónico- y los vuelven a vender a las bibliotecas universitarias en forma de suscripciones y a precios altísimos.

La digitalización de publicaciones científicas e Internet hacen innecesaria una intermediación ineficiente, restrictiva y obsoleta. La digitalización y publicación online supone una revolución en términos de acceso, rapidez, búsqueda, clasificación, que hace muy obsoletos los métodos de edición tradicionales. ¿Qué razones hay para que las universidades no sean más diligentes a la hora de transmitir y difundir la producción científica que brindan las nuevas tecnologías?

Ejemplos de digitalización científica

Hace años, Michael Keller, director de las bibliotecas de la Universidad de Stanford (entre ellos HighWire Press), y uno de los grandes expertos mundiales en Nuevas Tecnologías de la Información, me habló del proyecto brasileño Scielo. Hoy también existe Scielo Chile, Scielo Cuba… y es una pena que no se haya extendido a otros países. Sencillo, fácil de manejar, te introduce rápidamente en tres versiones de un artículo (resumen, texto y pdf). Desde su inicio Scielo no ha parado de crecer, el gráfico recogido más abajo muestra la ascendente apuesta que hacen las publicaciones científicas brasileñas a través de este portal.


España debería liderar el ámbito de la digitalización de publicación científica. Hace poco me refería a la Ciberoteca del futuro. Allí decía que «en los próximos años, más allá de las declaraciones de intenciones, los gobiernos tendrán que apoyar estos proyectos con mayor decisión y ambición«.

Pero el tiempo pasa y los resultados obtenidos en digitalización de obra clásica a través de proyectos como la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes no han tenido su equivalente en la producción científica. Una biblioteca digital científica y la incorporación de modernos sistemas de edición, reedicción y fedback, avalada por consejos editoriales y evaluaciones sería en primer gran paso para la creación de una gran comunidad científica o de las ansiadas redes de cooperación a las que nos hemos referido ya en alguna ocasión (Ver Globalización del conocimiento: Europa y América Latina) .

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