Hoy publico en el Diario Información un artículo sobre la economía del conocimiento y los fogones. En su versión online el artículo se titula: Tecnología, innovación, conocimiento y… cocina creativa. Alguno puede pensar que se trata de una sencilla especulación a modo de pasatiempo dominguero. Obviamente está en su derecho de creerlo así.

Pocas veces los universitarios estamos prestos a recibir lecciones de colectivos ajenos al sanedrín académico. Y qué decir que los grandes sectores económicos, cuyo pensamiento ortodoxo pagan caro con frecuencia en un mercado que no entiende de dogmatismos, ni de exclusiones gratuitas.

Quizás los economistas españoles deberíamos prestar más atención a determinados casos de éxito, vengan de donde vengan. Que la cocina española haya alcanzado en poquísimos años ser uno de los referentes mundiales de mayor prestigio e influencia, y que esto haya desancadenado un movimiento de amplísima extensión en nuestra geográfia, es más que suficiente para que fuera objeto de nuestro análisis y atención.

El artículo publicado hoy no tiene mayor pretención que fomentar un mayor atrevemiento a la hora de prestar atención a determinados temas y de hacer nuestros análisis y valoraciones.