La igualdad de oportunidades en el mundo laboral es uno de los temas que recientemente se han abordado en mi departamento de Análisis Económico Aplicado de la Universidad de Alicante. La autora, Eloísa Norman Mora acaba de leer brillantemente una excelente tesis con el título «Maternidad y vida laboral en España».
La defensa de la tesis se realizó del día 15 de diciembre en un tribunal con los profesores García Delgado, Cuadrado Roura, Juan Ignacio Palacios, Marín Sevilla y Paloma Taltavull. Hay que señalar que la lectura de una tesis interesante, que profundiza con rigor, instrumental analítico avanzado y dice cosas relevantes desde el punto social y desde la realidad en general, hace despertar la fe en el sistema, aveces dolorida por tanta investigación baldía que se ajusta a las formas, pero cuya rentabilidad social queda esquilmada a minimas expresiones. Volveré sobre el tema tratado en esta investigación.
Las aportaciones de Eloisa Norman centran un problema de dimensión mundial
Lejos quedan ya los tiempos en los que la igualdad de oportunidades de la mujer en el mundo laboral era consecuencia del atraso relativo y social de España
Precisamente leo recientemente la noticia de que en el Silicon Valley, uno de los espacios de futuro, más avanzados en nuevas tecnologías y prototipos de empresas del mañana en general, se percibe con entidad un importante retraso en lo que respecta a la igualdad de sexos al frente de las empresas, todo esto avalado por un reciente estudio de la Universidad de California en Davis.
Según el citado estudio los consejos de administración de las empresas más importantes del Silicon Valley cuentan con sólo un 6,5% de mujeres, y solamente el 8,8% de ellas ocupan puestos ejecutivos en estas empresas.
Un tema para profundizar.
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Buen tema de tesis el que indica. Si los hombres tuvieran que parir, amamantar, cuidar, criar a los bebés o tuvieran el rol de la madre en los primeros años, creo que los porcentajes de directivos masculinos disminuirían por debajo de los que ostentan en la actualidad las mujeres.
Nunca he militado en ningún partido o asociación feminista: sencillamente he competido o trabajado con o frente a otras personas sin reparar si era hombre o mujer. Que ganara el mejor. Y no observé que la balanza me hiciera una trampa significativa. Sólo he sentido verdadero desánimo cuando me paré en una mesa en donde se solicitaban firmas para pedir ¡dos meses más de permiso para cuidar a un hijo recién nacido! En total, seis. Madres jóvenes implorando esa mezquina limosna para seguir cuidando y dándole el calor tan necesario a su bebé. Firmé, claro.
La falta de solidaridad internacional constituye uno de los problemas graves para atajar la degradación medioambiental. Leo una noticia que tiene que ver con la mujer y pudiera ser interesante para la reflexión que aquí se sugiere: En 1987, las mujeres de ocho poblados ubicados en los alrededores de la reserva de Popenguine, en el Senegal, aceptaron participar en la gestión del Parque Natural en colaboración con el Estado, a cambio de que se les permitiera seguir recolectando plantas medicinales. Trabajaron sin cobrar un céntimo durante diez años. Se ocuparon de las tareas de habilitación del Parque, cultivaron hortalizas, administraron bancos de cereales y combustibles, llevaron un campamento hotelero, hiciron de guías turísticas etc. y en 1997, gracias a un dinero donado por la UE y la fundación francesa Nicolás Hulot, fue posible lanzar proyectos de desarrollo. Ahora esas mujeres son autónomas. Se encargan de la vigilancia de la Reserva y obtienen buenos beneficios del turismo. Han salvado la hambruna de su territorio y han generado riqueza. No es la única experiencia en la que las mujeres demuestran que son capaces. Pero desgraciadamente hacen falta más tesis como la de Eloisa Norman para que cosas así no sean noticia.