Hoy dan cuenta de los medios de comunicación de la Junta General de Universia celebrada en Valladolid. Es muy difícil ser objetivo cuando formas parte muy de un proyecto y aunque todavía tengo este sentimiento respecto a Universia, sí creo que puedo ser más «neutral» en mis valoraciones, conforme pasa el tiempo.
Universia, un proyecto excepcional
De cualquier forma, más allá de la autocomplacencia o autobombo, no exagero si digo que Universia es un proyecto excepcional. En la sociedad del conocimiento de nuestros días una red de 976 universidades en once países es un auténtico tesoro, un activo de primer orden para favorecer el progreso económico y social de los países que integran dicha red.
Hace poco me refería en un artículo a las universidades como motores del crecimiento económico. En los últimos quince años, el crecimiento de países tan diferentes como Irlanda, Corea, la India, los Estados Unidos, prueban la capacidad de economía del conocimiento para incrementar la productividad del trabajo (incluso de los sectores tradicionales), desarrollar los sectores con capacidad de expansión, incentivar la capacidad para innovar y favorecer un crecimiento estable con generación de empleo. Harían bien nuestro países en apostar y trabajar en estas direcciones.
España, Brasil, Argentina, Chile, México, Puerto Rico, Portugal, Colombia, Perú,Venezuela y Uruguay a través de sus universidades más representativas de sus respectivos sistemas participan en un proyecto como Universia que no tiene antecedentes en el mundo avanzado. Ni tan siquiera en el mundo anglosajón, tan dado este último a liderar ideas-fuerza o movimientos avanzados relacionados con el desarrollo de la sociedad del conocimiento. Hoy Universia es la red universitaria más importante del mundo.
Valladolid, la reafirmación de una fuerza
Este año en Valladolid, como en otros precedentes (Toledo, Barcelona, Sevilla…) la simple presencia de tan amplio concurso de universidades, con sus ideas y potencialidades apoyadas a través de las nuevas tecnologías de la información y de las comunicaciones, ha reafirmado a Universia como activo de primer orden, todo esto de la mano del mundo de la empresa, que aporta intangibles de primer orden en la gestión y desarrollo del proyecto.
Son muchas la iniciativas y proyectos llevados a cabo a través de Universia. Pero lo más sobresaliente de todo esto es la cultura favorecedora de la sociedad del conocimiento y la coparticipación en el desarrollo de la misma entre la universidad y la empresa.
No quisiera alargarme demasiado pero me gustaría resaltar el valor que para los países y las universidades participantes en Universia tiene la apuesta y apoyo del Grupo Santander. Que una empresa financiera de las más competitivas de todo el mundo invierta de forma ambiciosa y sin reservas por las universidades, las nuevas tecnologías y la sociedad del conocimiento, constituye una guía de enorme valor para el resto de las empresas de estos países.
Solo la miopía política o empresarial impediría ver con claridad el enorme valor que tal apuesta tiene para los respectivos países, su potencial para el crecimiento económico futuro y las bases que sienta para asimilar más rápidamente los factores de desarrollo de la sociedad del conocimiento.
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«Nam quodcunque suis mutatum finibus exit Continuo hoc mors est
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(Lucrecio,1,670-671).