Dentro de unos días se cumplirán tres meses desde que inicié esta experiencia. A la comodidad y tranquilidad que proporciona escribir un blog perdido en la blogosfera, debo agregar lo estimulantes que resultan comentarios asiduos, inteligentes e ilustrados. Un voto más a favor del lema «el conocimiento que se comparte, crece». Es evidente que el conocimiento individualizado que se reserva y no se difunde es difícilmente productivo, al menos en términos sociales.
La duda cartesiana, los especialistas y los blogs
El título de este post me lo ha sugerido el primer comentario realizado en el anterior post. Me ha servido de mucho, puesto que me ha hecho reflexionar sobre este nuevo género en el que participo que son los blogs. El comentario es mucho más generoso de lo que merezco, por tanto voy a intentar, más torpemente en la dialéctica y conocimiento, rebajar mi autoestima.
Siempre me he sentido cómodo con la duda cartesiana, no como herramienta metodológica superada, sino en lo que supone de actitud o de humildad a la hora de asimilar, percibir y dar opiniones sobre un tema en particular. Hay veces que la duda sistemática en algunos temas difíciles me ha hecho reflexionar fructíferamente, me ha restado impulso resolutivo, pero me ha proporcionado prudencia y precaución, valores no siempre bien ponderados en nuestros días.
Quizás por esta razón me siento cómodo con el término «opiniones», es sencillamente modesto. Me quedo más tranquilo con unas opiniones compartidas con aquellos que tienen la paciencia y generosidad de leerme. Esto sería imposible con otro método de edición convencional (pocos editores las publicarian), pero los blogs lo hacen posible.
La evocación a Ortega me lleva al carácter cómodo y libre que se suele imprimir en la mayoría de los blogs. Y este no es una excepción. Madariaga decía de Ortega que era «conservador de instintos, liberal de costumbres y anarquista de tendencias innatas». Participando, sobretodo de esto último, se va teniendo un cuadro más completo sobre mis blogs.
Pero sería injusto mencionar a Ortega sin recordar sus prevenciones y reservas sobre los riesgos de la especialización. Y aquí está quizás la más dolorosa de las restricciones, hablando de mis blogs. La compartimentación del conocimiento nos hace frecuentemente analfabetos arrogantes e ignorantes pretenciosos en nuestra minúscula isla temática. De ahí que alguno de mis blogs -concretamente el denominado Globalización del conocimiento– intente paliar esto, invitando a ilustres amigos y colegas a que hablen de literatura, arte, patrimonio, arquitectura y urbanismo, geopolítica, etc.
Así las cosas, me debo quedar con la modesta pretensión de proporcionar unas «opiniones» en este blog, alegrándome y estimulándome que, circunstancialmente, un generoso e ilustrado «comment» eleve a «conocimiento» algún pellizco de blog. También el blog es en esto ideal, puesto que permite paliar, con intervenciones de personas con una formación generalista o de otros especialistas que aportan puntos de vista extraordinariamente enriquecedores, las limitaciones y deficiencias de un blog. Hasta el punto de que lo humilde sea el post y lo realmente interesante, el «comment».
Duda metódica, especialización, comments… Habrá que inmiscuirse en esa senda colectiva que es la blogosfera y lejos de disquisiciones científicas metodológicas, descubramos que, en el fondo, los humanos lo que queremos es buscar la verdad, aunque sea torpemente. Bueno, esto ya lo dijo San Agustín, me diría mi admirado amigo F. R.
Gracias a todos, especialmente a mi entrañable «anónimo».
Nota: Post pendiente de revisión (por muchos años)
«Nil ego contulerium iucundo sanus
amico»
HORACIO (Sat. 1,5,44).
«Et errat longe, mea quidem sententia,
Qui imperium credat gravius esse aut stabilius
Vi quod fit, quam illud quod amicitia adiungitur»
TERENCIO (Ad. 65-67).