Leo en The Guardian «I was wrong about the economy. Sort of» donde Greenspan admite su error en el tema de la regulación bancaria.
El ex presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, ha reconocido que la crisis financiera mundial ha puesto de relieve el «error» en la ideología de libre mercado que han guiado la política monetaria en sus 18 años de la administración de los EE.UU.
Resulta sorprendente el poco énfasis que el Gobierno de España ha hecho, a la hora de hacer valer su peso internacional y su deseo de aparecer en los principales foros internacionales, de su sólida regulación bancaria y de las medidas defendidas por Luis Angel Rojo en Europa y fuera de Europa. Pese a los méritos que concurrieron en la visión anticipativa de Rojo, España no ha sido capaz de adelantarse al débil gobierno de Gordon Brown y liderar las medidas europeas para recobrar la confianza en los mercados. Y ahora tampoco esta siendo capaz de defender el objetivo hecho de que es el único país poseedor de una regulación bancaria más avanzada.
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El modelo teórico desplegado por los economistas financieros al asumir que cada inversor equilibra racionalmente riesgo y recompensa -el llamado Capital Asset Pricing Model, o CAPM (pronúnciese cap-em)- es maravillosamente elegante. Y si uno acepta sus premisas también es algo sumamente útil. Este CAPM no sólo te dice cómo debes elegir tu cartera de inversiones, sino, lo que es incluso más importante desde el punto de vista de la industria financiera, te dice cómo poner precio a los derivados financieros. La elegancia y aparente utilidad de la nueva teoría produjo una sucesión de premios Nobel para sus creadores, y muchos profesores de escuelas de negocios se convirtieron en ingenieros espaciales de Wall Street, ganando salarios de Wall Street.
Para ser justos, los teóricos de las finanzas produjeron gran cantidad de pruebas estadísticas, lo que en un principio pareció de gran ayuda. Pero esta documentación era de un formato extrañamente limitado. Los economistas financieros rara vez hacían la pregunta aparentemente obvia (aunque no de fácil contestación) de si los precios de los activos tenían sentido habida cuenta de fundamentos del mundo real, tales como los ingresos. En lugar de ello, sólo preguntaban si los precios de los activos tenían sentido habida cuenta de los precios de otros activos.
Pero los teóricos de las finanzas continuaron creyendo que sus modelos eran esencialmente correctos, y así lo hizo también mucha gente que tomaba decisiones en el mundo real. No fue el menos importante de ellos Alan Greenspan, quien era entonces el presidente de la Reserva Federal y que durante mucho tiempo respaldó la desregulación fiscal, cuyo rechazo a los avisos de poner freno a los créditos subprime o de enfrentarse a la creciente burbuja inmobiliaria descansaban en buena parte en la creencia de que la economía financiera moderna lo tenía todo bajo control.
En octubre del pasado año, sin embargo, Greenspan admitió encontrarse en un estado de "conmocionada incredulidad", debido a que "todo el edificio intelectual" se había "derrumbado".
http://www.elpais.com/articulo/semana/pudieron/equivocarse/economistas/elpepueconeg/20090913elpneglse_4/Tes
(Paul Kraugman en El País)