Creo que nos volvemos a confundir. En el ámbito universitario todavía hoy escucho con frecuencia quienes alaban los campus virtuales cerrados, pese a que el MIT nos dio un toque de atención a todos hace ya más de 10 años con su OpenCourseWare (y todas sus implicaciones).
John Hennessy, persona a la que admiro, Presidente de la Universidad de Stanford, ha dado la más reciente señal de alarma (en mi humilde opinión en una dirección equivocada) al sostener en una entrevista en Financial Times (Online Courses are too big to work) en la que señala que los MOOCs son excesivamente masivos y abiertos para que funcionen…¡Claro es que son MOOCs!
Los MOOCs son el resultado de un fuerte grito de la sociedad digital. Los nativos, milenials y otros conversos están gritando con fuerza a las universidades: ¡¡¡¡Ehhh estamos aquí, queremos otra cosa!!!, ¡Queremos aprender cosas distintas y de forma diferente!
A partir de aquí, está todo por hacer. No sé sinceramente si el problema a corto plazo, puede resolverse «cerrando y desmasificando». Hay riesgo de que interpretemos mal las señales. Volver a lo cerrado, o al elitismo de un tutor personal para cada alumno (Nobel Price guy, of course!) en mi opinión es no entender bien el problema.
Necesidades o limitaciones actuales de los MOOCs
Si tuviera que identificar las necesidades o limitaciones que afectan actualmente a los MOOCS, actualmente señalaría tres cosas:
1. Revolución (innovación disruptiva) en los métodos y materiales docentes. Los métodos y los materiales docentes tradicionales no sirven para los MOOCs. Hay que empezar una muy profunda revolución en la elaboración de materiales, en cambio rádical de los métodos. La imagen de arriba sintetiza bien lo que pienso. En esto está casi todo por hacer.
2. Los cursos tradicionales no sirven para los MOOCs. Urge integrar la formación presencial universitaria con los MOOCs y sus herramientas digitales básicas, donde ese aprendizaje abierto y masivo debe verse como complementario. Los MOOCs en estas primeras etapas deberían estar más unidos al aprendizaje continuo, especializado, complementario, etc y no empeñarse en presentarlo como una alternativa real o futura a lo presencial.
3. Certificar en igualdad de condiciones. Resueltos los dos primeros puntos, las universidades deben certificar los MOOCs en igualdad de condiciones que lo hacen con sus cursos convencionales, salvando obviamente obstáculos y limitaciones ya conocidas.
Si no se dan estas tres características no podemos hablar de fracaso de los MOOCs. Más bien de malinterpretación de las señales que nos están dando.
Ni cerrar, ni desmasificar: seducir a los alumnos con nuevos métodos
Los más urgente es seducir a los alumnos masivos para que no abandonen los MOOCS.
El remedio no es cerrar o desmasificar. Eso ya se intento a finales de los noventa por las mejores universidades del mundo.
No queda más solución que hacer unos materiales digitales que no estén sujetos a la edad analógica, a la lecciones tradicionales, al papel, a la sistematización convencional, sino al vídeo moderno, al hipertexto, la interacción y la «gamificación». Y poniendo foco en las inmensas posibilidades de cientos de herramientas y Apps que se están desarrollando en el mundo digital, extrapolándolas a la enseñanza en todos sus niveles.
Cómo y dónde enfocar los MOOCS
Es muy interesante lo que destaca Israel Ruiz Vice- Presidente
del MIT al señalar que las grandes organizaciones no saben asimilar y
gestionar bien en tiempo y forma las innovaciones disruptivas. Lo
señalaba hablando de sus MOOCs y la gestación del proyecto Edex en el
entorno MIT.
Al respecto, los MOOCs deben someterse a
una larga etapa experimental. Innovaciones de alto calado en los
materiales y métodos docentes, aprendizaje colaborativo y social
(abierto y masivo, claro), «gamificación» y pasos más valientes en la
certificación…
Tal como señala Israel Ruiz me caben dudas si directamente las universidades son el mejor ámbito para desarrollar con éxito el modelo educativo que potencialmente se esconde tras los MOOCs. Si tuviera que aconsejar propondría que montaran una ETB (Empresa de Base Tecnológica) con gente emprendedora, con la voluntad de hibridar conocimientos, asimilar innovaciones disruptivas y emplear los recursos (escasos) muy eficientemente.
En UNIMOOC venimos tratando a los MOOCs como una startup de low cost que guía sus pasos con un sencillo lean canvas,
pivotando y sin miedo a las innovaciones disruptivas, más bien lo
contrario. Quizás por eso, el proyecto está en su mejor momento y sin
parar de generar un feedback positivo. En esta línea está nuestra aportación de los itinerarios – MOOCs.
Hace unas semanas, en un encuentro en torno al CourseBuider,
celebrado en Suiza y organizado por Google Education Europe, la
experiencia recibió los mayores reconocimientos de las más prestigiosas
universidades europeas. Lo dicho, startup, lean canvas, pivotar, poner
foco, experimentar (itinerarios) disfrutar las innovaciones disruptivas e incluso, la canibalización (educativa)…
Coincido en muchas cosas de este post. Pero creo que lo que se necesita más que nada es hacer una reforma educativa mucho más profunda que la típica que se hace cada 4 años. Hay que modificar las bases, y crear un cambio de chip generacional.
Hasta ahora solo hemos hecho el cambio de tomar apuntes con lápiz a boli, y de vez en cuando algún iluminado que nos cambia el boli por otro.